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Eduardo Rougier
::Muy buena escuela!
Nico Muñoz
::Estudié y egresé de este colegio después de 12 años de estudio en el instituto. Colegio de buena calidad educativa, con una disimulada decadencia del nivel de enseñanza y aprendizaje. Lo que antes yo sentía como un colegio cálido, familiar, donde los directivos eran tus amigos, ahora pasó a ser una especie de micro empresa con representantes legales que están por encima de los directivos y la Parroquia. El colegio perdió algo importante. Harán 4 años que pusieron cámaras fomentando la seguridad, sin embargo provocó un mayor impacto en los alumnos al sentirse observados. Es un colegio católico, donde la religión se deja un poco de lado al entrar al secundario, sólo dos horas semanales de las clases en las que poco se aprende de ellas, además de las actividades religionas que son un buen adicional al objetivo de la catequesis. Los alumnos deberán llevar un uniforme sin ningún distintivo. Cuanto más te puedas parecer al estudiante de aspecto ideal, menos llamarás la atención directiva ya que, por lo que aparenta, tener un distintivo te convierte un monstruo indigno de ese colegio. Con distintivo me refiero, en el caso de los hombres, aritos, pelo largo, pelo teñido, tatuajes, y cualquier otro accesorio que no cuente con los colores azul y verde oscuros. Algunas docentes y directivos tienen mentalidad anticuada, fomentando más aún lo que dije anteriormente. Además, el contacto entre hombre y mujer puede ser motivo de llamado de atención, ya sea un beso amoroso, un abrazo amistoso o simplemente usando las piernas de la compañera como una almohada durante el recreo. Posiblemente tenga muchas cosas para darle menor puntaje, pero acá estoy... poniéndole 4 estrellas. Quizá el colegio haya cambiado y haya muchas cosas que hubiera preferido que fueran diferentes, pero uno no puede darle baja calificación a un grupo de amigos, o a la familia por el simple hecho de que no te agreden hoy en día (cada uno tendrá su caso). Tengo recuerdos vivos de la primaria y secundaria que no cambiaría por nada. Aprendí mucho y, aunque yo no haya sido un estudiante modelo, pude sacarle mucho jugo al Parro. Y creo que de todo lo bueno que pude llevarme, fue mi grupo de amigos. Ya no hay garantía, al colegio no podemos volver, pero en las juntadas con mis amigos siempre vamos a revivir la infinidad de anécdotas que nos dejó el Parroquial.